El deportista debe entender que además de su físico, es importante dominar su mente, por lo que es vital incluir en tus rutinas, sesiones de respiración y meditación.
Ya te explicamos la importancia de la visualización y por qué debes tenerla muy en cuenta en tu camino de superación deportiva.
A veces comenzar es lo más difícil, pero con constancia el hábito se va puliendo.
Antes que nada, es necesario que te encuentres en un espacio alejado de interrupciones en el que puedas relajarte durante el tiempo que necesites. Si es posible, procura que el espacio tenga poca luz, facilitará tu relajación.
Alcanzar un estado de relajación es vital para que puedas practicar la visualización. Ejercicios de respiración diafragmática pueden ayudarte.
Debes focalizar tu atención en los estímulos relevantes. En unas ocasiones estos estímulos estarán en el propio cuerpo y, en otras, tendrás que focalizar tu atención en referencias externas a las que has de mirar para tomar la decisión adecuada.
Tanto si tu objetivo es mejorar una técnica concreta de tu deporte, como si lo que pretendes mejorar es la toma de decisión, es muy importante que conozcas las consignas técnicas/tácticas. Entrenador y psicólogo del deporte pueden ayudarte con eso.
La capacidad de controlar las imágenes de tu visualización es una de las claves de la técnica. Debes lograr que sea la imagen que tú quieres la que esté en tu mente y no otra.
Cuando visualizas, puedes ver las imágenes tal y como las verías en una situación real, es decir, desde tus propios ojos (perspectiva interna), o puedes hacerlo como si tu fueras un espectador sentado en la grada viéndote a ti mismo (perspectiva externa).
Si lo que pretendes es trabajar un elemento técnico, será adecuado que visualices desde una perspectiva interna, mientras que si tu objetivo es repasar una acción global será más adecuado hacerlo desde una perspectiva externa.
Debes aprender a modificar la velocidad de tus imágenes según tus necesidades. Cámara lenta para corregir un determinado aspecto técnico, velocidad normal para repasar la ejecución y cámara rápida cuando la tarea sea larga.
Sentidos y entornos
Visualizar no es únicamente construir imágenes visuales. También puedes implicar el resto de tus sentidos: oído (visualizar el ruido del público o las instrucciones de tu entrenador), olfato (percibir el olor del terreno de juego), gusto (notar el sabor de tu sudor) y cenestesia (percibir sensaciones). Implicar tus sentidos otorgará a tus imágenes una mayor vivacidad.
Las gente del público, los compañeros y rivales o el ruido son elementos presentes en tu realidad competitiva, pero no siempre tienen por qué aparecer en tus visualizaciones. Si lo que quieres es mejorar acciones técnicas, te será más fácil si visualizas sin tener en cuenta el contexto, ya que te permitirá centrarte en la acción.
Para trabajar situaciones anímicas o movimientos tácticos, sí que será importante que tengas en cuenta el contexto.
Al principio puede resultarte difícil controlar las imágenes que están en tu mente, la perspectiva desde la que las ves o la velocidad a la que lo haces. Un riguroso trabajo con el especialista y mucha práctica te ayudarán a mejorar esta habilidad.
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