Este deporte de raqueta también ayuda a los más pequeños
El squash es una actividad que proporciona numerosos beneficios físicos a quienes lo practican. En principio, favorece la coordinación, desarrolla la agilidad y es de gran ayuda para mejorar la condición cardiorrespiratoria. Pero también puede impactar positivamente en los niños, especialmente en edades de 10 a 13 años.
Una excelente opción para amar el ejercicio
La principal ventaja que ofrece el squash es que permite desarrollar una buena condición física, con incremento de la masa muscular. También ayuda a mantener un peso corporal estable, por lo que es ideal para combatir la obesidad infantil. Otros beneficios son:
● Mejora la coordinación. Al practicarse en un espacio reducido, permite trabajar la coordinación general, el desplazamiento y mejorar la coordinación específica ojo-mano, imprescindible para el movimiento de la raqueta.
● Ayuda a desarrollar la inteligencia intrapersonal. El squash es un deporte que requiere movimiento constante. Así el atleta aprenderá a “leer” el espacio y desenvolverse. Como resultado, responderá mejor en la cancha, obtendrá buenos puntajes y desarrollará su capacidad de respuesta.
● Proporciona un estado de ánimo estable. El squash es uno de los deportes de raqueta más divertidos por su continua necesidad de movimiento. Pero también incrementa la sensación de felicidad con la práctica constante, gracias a la producción de serotonina. Además, reduce los niveles de estrés.
Por si fuera poco, al tomar clases de squash los alumnos estarán en contacto con niños de su misma edad, por lo que tendrán la posibilidad de formar vínculos sanos y hacer amigos.
Disciplina, constancia y motivación
Además de los beneficios físicos, el squash proporciona también una serie de ventajas psicológicas, que brindan la estabilidad mental y anímica necesarias en la vida cotidiana. Estas son los más importantes.
● Sentido de responsabilidad. Mantener una práctica constante requiere esfuerzo y dedicación. También es ideal para cultivar la autodisciplina y el sentido de pertenencia, además del cuidado de los equipos deportivos y espacios comunes.
● Estimula el buen trato al adversario. En la cancha, el espacio es reducido. Esto hace que la convivencia sea fundamental, lo que se traduce en respetar el desarrollo deportivo del contrincante, sin hacer trampas ni obstaculizar su juego.
● Fomenta el autocontrol. El squash le permite a los niños desarrollar la tolerancia a la frustración y disminuir las reacciones emocionales. Esto se debe a que proporciona a los más pequeños un contacto directo con el triunfo y la derrota, dos aspectos ineludibles de la vida.
Por último, es importante señalar que, al igual que ocurre con otras disciplinas físicas, lo más recomendable es permitir que el niño tome una clase de prueba. De esta manera podrá saber si se siente cómodo y desea continuar.
¿Lo mejor de todo? La mayoría de las veces lo que comienza como un hábito deportivo se convierte en una pasión para toda la vida.
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